(ᗒᗣᗕ)՞ La postmodernidad me ha enseñado...<

Este ensayo realiza un análisis crítico de las lecturas "Activismo en red y multitudes conectadas" de Giomar Rovira Sancho y "Un ciberfeminismo diferente" de Rosi Braidotti, relacionando sus ideas con mi vida cotidiana.

Una característica que define al postmodernismo es la esencia transnacional de su economía en una época de declive del estado nación. Este proceso incluye una mezcla étnica generada por la migración mundial, donde el racismo y la xenofobia crecen en Occidente y se concibe una alianza fructífera entre la tecnología y la cultura. La tecnología cambia de perspectiva y se visualiza como una herramienta material y simbólica, una prolongación de lo humano. También se une lo técnico y lo creativo, dando lugar a imágenes digitales y habilidades para diseñar por ordenador (Braidotti, 2002).

En los años 90, los movimientos sociales comenzaron a apropiarse de las TIC para desarrollar estrategias que lograran entrar en la contienda política. Gracias a esto, se generó un activismo comunicativo autogestionado en redes (Rovira, 2016). Antes, veía el activismo como movimientos que ocurrían sólo de manera presencial. Pero, basándome en mis experiencias y en el texto de Rovira, puedo ver que los medios digitales son grandes impulsores de activismos que, además de socializar la información a través de la web, pueden presentarse de manera virtual.

Las luchas por la independencia en todo el mundo buscaron métodos que utilizaran las máquinas para transformar los espacios de comunicación y vida. Debido a esto, se fomentaron alianzas de solidaridad transnacionales y se forjaron vínculos entre activistas y causas, reproduciendo una reflexividad incrementada de contextos y códigos diferentes en las personas (Rovira, 2016). Han aparecido nuevos modos de articulación política, que ya no consisten en un sujeto que coordina unitariamente, sino en cooperación y autonomía de las partes (Rovira, 2016). Personalmente, veo esto como algo positivo, pero me pregunto qué tan bien se logrará la armonía sin que surjan intereses personales.

Gracias a la Internet de la web 1.0, activistas pudieron reunirse y tejer redes transnacionales de contrainformación. Con la llegada de la web 2.0 y las plataformas de redes digitales, la tecnología propició la comunicación para la acción política, potenciando la red en espacios como Twitter (ahora X) y Facebook (Rovira, 2016). Esto me hace pensar que cualquier interesado en el activismo puede participar y que, hoy en día, tenemos más facilidad para ello debido a la abundancia de información y sitios donde encontrar a personas que comparten nuestros ideales.

Las movilizaciones en la era de Internet se dividen en dos fases: la etapa de las redes activistas y la etapa de las multitudes conectadas (Rovira, 2016). La primera, desde los años 90 hasta los 2000, presenta redes de solidaridad con el zapatismo y los movimientos altermundistas, fortaleciendo los vínculos de las luchas sociales contra el modelo capitalista y neoliberal. La noción de red cobra fuerza y la dimensión comunicativa se vuelve colectiva. La información sobre protestas ya no pertenece solo a los medios de difusión masiva; ahora, los activistas comunican sus propios actos, exponiendo la violencia policial e ideando métodos para abrir más espacios virtuales (Rovira, 2016).

La segunda fase, en la segunda década del siglo XXI, promueve plataformas de redes sociales, expande los teléfonos inteligentes y la conexión inalámbrica. El Internet está presente en las calles, haciendo que la actividad policial sea más sensible a la participación ciudadana. El cuerpo se convierte en un cyborg que ocupa tanto espacios físicos como digitales. Las protestas se realizan simultáneamente in situ y online, y la vida se encuentra en un ambiente humano compartido (Rovira, 2016).

En la era postmoderna, un cuerpo posthumano es aquel reconstruido artificialmente donde se inscriben códigos sociales (Braidotti, 2002). Para mí, esto significa que el cuerpo deja de ser netamente orgánico y se percibe de otro modo. Hablar de nuestros cuerpos desde la perspectiva de la encarnación hace referencia a sujetos situados en el espacio y tiempo, mezclándose con interacciones discontinuas. La visualización se toma como táctica de control a manos de fetichistas, reafirmando una jerarquía de percepción corporal que valora la vista, el tacto y el oído (Braidotti, 2002).

En "Un ciberfeminismo diferente", se aborda la relación entre cuerpo y ciencia ficción, donde esta última se vincula especialmente con el cuerpo reproductivo de la mujer. Muchas feministas escriben y leen ciencia ficción para analizar el impacto del nuevo universo tecnológico en la representación de la diferencia sexual (Braidotti, 2002). Braidotti (2002) dice que “las películas que combinan ciencia ficción y terror juegan con ansiedades masculinas, inventando formas alternativas de reproducción que manipulan y desplazan la figura del cuerpo femenino” (12). Estoy de acuerdo con esto, ya que en varias películas y videojuegos que he visto, la mujer se utiliza para fines reproductivos de criaturas no humanas. Esto me recordó a películas como El Amanecer de los Muertos y La Mosca 2, donde las mujeres dan a luz a seres monstruosos. En la primera hay una mujer embarazada que es mordida por un zombi y cuando se convierte en uno, da a luz a un bebé zombi. En la segunda hay una reportera que tuvo relaciones sexuales con un hombre híbrido de mosca y humano y su hijo resulta ser como su padre.

Modleski señala que en la cultura contemporánea, los hombres coquetean con la idea de tener bebés por sí mismos (Braidotti, 2002). Esto me recordó al "Omegaverse", un universo ficticio que critica la sociedad basándose en el sistema de clases, dominación masculina y discriminación racial. Aquí, cualquier persona, sin importar género o orientación, puede embarazarse. La ciencia ficción puede ayudar a obtener una nueva representación de la humanidad postmoderna con más imaginación e igualdad sexual (Braidotti, 2002).

Una idea que me gustó mucho del texto y que pienso sería efectiva para transformar la ciencia ficción es cuando Braidotti (2002) expresa sobre “utilizar la tecnología para liberar nuestra imaginación colectiva del falo y sus valores como el dinero, la exclusión, la dominación y la violencia sistematizada” (16).

Ambas lecturas aportaron ideas positivas para mi desarrollo académico y personal. Del primero, aprendo que los medios digitales son herramientas poderosas para el activismo, ya que poseen una eficacia comunicativa para dispersar valores, modas, causas armadas y étnicas a nivel mundial. Mientras que el segundo me anima a seguir escribiendo ciencia ficción desde una óptica diferente.

Bibliografía

- Braidotti, Rosi. 2002. “Un ciberfeminismo diferente”. Mujeres.net. (1): 1-21 p.

- Rovira Sancho, Guiomar. 2016. Introducción. 22 años de rebeliones conectadas. Activismo en red y multitudes conectadas. México, UAM-X/Icaria, 9-20 p.