Cada vez que escucho o leo la palabra “tecnología”, me viene a la mente robots, aparatos electrónicos, máquinas, automóviles, inteligencia artificial, entre otros. Pienso que esto se debe a la visión artefactual que los medios de comunicación nos suelen presentar sobre la tecnología, viéndola como una herramienta para ejecutar diversas tareas. Sin embargo, el concepto de tecnología va mucho más allá de esto; se entiende como “una colección de sistemas diseñados para realizar alguna función teniendo en cuenta el conocimiento científico” (García et al, 2001, p.42).
Durante años, he tenido la idea de que la tecnología, nos ha permitido avanzar como sociedad, pero también nos ha deshumanizado y traído más problemas que beneficios. Esto me llevó a investigar y reflexionar en torno a un fenómeno que experimenté en mi vida cotidiana: la necesidad de desconectarme de las redes sociales para cuidar mi salud mental.
Ha habido ocasiones, en las que he sentido la necesidad de darme un respiro de los demás y dedicar el tiempo sólo para mí. Por ende, desactivo temporalmente las redes sociales que más utilizo: Facebook, Instagram y Tiktok, y desinstalo las aplicaciones de mi celular para alejarme de la sobrecarga de información y evitar el contacto social virtual.
Al principio, veía esa desconexión como una forma de aislamiento social y un descanso de la hiperinformación que recibimos constantemente por medio de estas aplicaciones. Sostenía la idea de que no necesitaba pertenecer al mundo de las redes sociales para sobrevivir y que, si las dejaba, entonces sería más feliz y tendría una mayor productividad. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que estos comportamientos sólo reflejaban una preocupación por el impacto de la tecnología en mi vida cotidiana.
Curiosamente, durante esa etapa en la que hacía este tipo de reflexiones, en una clase de la universidad nos presentaron el concepto de neoludita. Puesto que este término llamó tanto mi atención, quiero compartir un poco sobre él a continuación.
Los neoluditas son aquellos que adoptan una filosofía en contra del desarrollo tecnológico y su avance. Este concepto tiene su origen en los luditas, trabajadores que, a principios del siglo XIX en Inglaterra, se percataron de que sus condiciones laborales empeoraron con jornadas más largas y duras, salarios más bajos y una reducción de la mano de obra, debido al uso de maquinaria en actividades industriales y agrícolas. Por ende, se involucraron en la destrucción de la maquinaria de las fábricas (Sánchez, 2019). Así, el término “ludita” ha evolucionado para significar una oposición radical a la tecnología (García et al, 2001, p.69).
Regresando a mi experiencia con la desconexión digital que mencioné hace rato, me percaté de que sí conseguí una mejor estabilidad emocional y fui mucho más productiva en mis actividades. Sin embargo, me caí en cuenta de que hoy en día es muy complicado llevar un estilo de vida completamente desconectado, ya que, a pesar de no usar redes sociales durante esos días, seguía utilizando el celular y la computadora para entretenimiento, tareas, o para comunicarme por WhatsApp con un reducido número de personas.
Al principio, me molestaba la idea de no cumplir mi propósito por completo. No obstante, a medida que reflexionaba más sobre la importancia y los beneficios que la tecnología nos brinda en nuestro día a día, entendí que es muy difícil desprenderse de ella. Algunos aparatos electrónicos, como el teléfono móvil, ya se considera un apéndice más del cuerpo humano.
Al final del día, comprendí que el uso de las redes sociales conlleva una gran responsabilidad. Depende de mí eliminar a las personas cuyo contenido no es agradable o con quienes no me siento cómoda de que puedan acceder a mi perfil; seguir páginas con información enriquecedora y descartar las que ya no me interesan. También está en mi control asignar ciertas horas del día para revisar mis redes sociales y desactivar las notificaciones para evitar la ansiedad de responder de inmediato y estar al tanto de lo que sucede en tiempo real.
Implementar estas pequeñas acciones me ha ayudado a reconciliarme con la tecnología y a aceptar que, en algún momento, siempre regresa a mi vida. Además, soy consciente del impacto positivo que ha tenido en mi formación académica, laboral y personal. Pienso que, si continúo aplicando estas medidas y descubro otras nuevas, mi relación con la tecnología y la virtualidad será aún más sana.
Bibliografía
-GARCÍA, Eduardo; GONZÁLES, Juan; LÓPEZ, José; MARTÍN, Mariano; OSORIO, Carlos; VALDÉS, Célida. 2001. “Ciencia, Tecnología y Sociedad: una aproximación conceptual.”. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Madrid.
-SÁNCHEZ, Ferran. 2019. “Luditas, la gran rebelión contra las máquinas del siglo XIX”. Consultado el 8 de octubre de 2020. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/luditas-gran-rebelion-contra-maquinas- siglo-xix_14175/1